El verano pasado Valeria se fue de vacaciones con sus abuelos a Lima.
Antes de viajar, su mamá le puso una manillita del Divino Niño para que la proteja.
Al regreso, la abuela le contó a su mamá que Vale no se quiso quitar la manilla ni para bañarse, por lo que ya no era rosadita sino más bien plomita…
Mamá:
Hijita, ya te puedes quitar la manillita para que la lavemos.
Vale:
No mamá! Esta ciudad es más peligrosa aún!!
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